Tras tres exitosas ediciones, la IV Regata se afianzó tanto a nivel nacional como internacional acogiendo a un tercio más de embarcaciones que en años anteriores, ya que más de 600 tripulantes de 50 veleros históricos participaron en esta cuarta prueba deportiva, consolidándola como una de las competiciones de referencia en el calendario de regatas de barcos clásicos y de época.
La IV Edición de la Regata Puig Vela Clàssica Barcelona se desarrolló en un ambiente inmejorable, donde regatistas de España, Francia, Reino Unido, Irlanda, Alemania, Estados Unidos, Mónaco, Italia y Suiza disfrutaron tanto de las magníficas condiciones de las aguas barcelonesas, como del compañerismo y la diversión del Village del Real Club Náutico de Barcelona. Marc Puig, Presidente Ejecutivo de Puig, destacó la vinculación que siempre ha existido entre la compañía Puig y las regatas a lo largo de sus casi 100 años de historia. Arte, estética y tradición son los valores que definen a Puig, y son exactamente los mismos que definen al deporte de la vela clásica.
Además, uno de los alicientes añadidos de esta edición fue que todo aquel que estuvo en Barcelona y miró hacia el horizonte entre los días 13 y 16 de julio pudo contemplar desde la costa cómo desfilaban verdaderas leyendas del mar a menos de una milla de la ciudad.
Satisfacción general en la Entrega de premios
Durante el acto de clausura tanto armadores y tripulaciones como organizadores e invitados a la Regata mostraron su entusiasmo con el éxito alcanzado por la IV Puig Vela Clàssica Barcelona. Un éxito que quedo demostrado tanto por el nivel de participación superando las ediciones anteriores- como por la decisión de acercar la regata a la costa.
Marc Puig, Presidente Ejecutivo de Puig; Maite Fandos, Teniente de Alcalde de Calidad de Vida, Igualdad y Deportes del Ayuntamiento de Barcelona; y Enrique Corominas, Presidente del RCNB fueron los encargados de entregar los galardones a las tripulaciones ganadoras -así como el trofeo Enrique Puig por países a España-, a la vez que confirmaba el éxito de esta edición y la apuesta desde Puig por la continuidad de esta regata, que ya se ha convertido en una cita ineludible para los amantes de los veleros clásicos y de época. Asimismo, Corominas mostró su satisfacción como anfitrión por el éxito de convocatoria que ha tenido esta edición y que auguramos que seguirá aumentando en los próximos años.
Por su parte, Maite Fandos se mostraba muy satisfecha porque Puig y el Real Club Náutico hayan apostado por Barcelona para llevar a cabo con continuidad una regata internacional tan importante como es la Puig Vela Clàssica Barcelona.
Finalmente, en la despedida, Damian Ribas, Vicepresidente del Comité Internacional de Mediterráneo (CIM) y Comodoro del RCNB, agradeció a unos y a otros su participación emplazándoles para la próxima edición, la quinta, en el verano de 2012.
Y como no podía ser de otra manera gracias al buen ambiente que se respiró durante la regata, la IV Edición de la Puig Vela Clàssica Barcelona cerró sus puertas entre risas y compañerismo en el Village. El grupo ¡Tall Tutsies!, caracterizado por su animado y divertido directo, repleto de performance, disfraces y sorpresas, fue el encargado de amenizar la fiesta de despedida que siguió a la entrega de premios.
La música de los Beatles, Coldplay, Queen o Black Eyed Peas sonó en cada rincón del Real Club Náutico de Barcelona para cerrar una regata que ha sabido ganarse un sitio privilegiado en el circuito internacional de veleros clásicos y de época.
Tres días de intensa lucha en el mar
El campo de regatas barcelonés hizo buena su fama, ofreciendo como en ediciones anteriores sus mejores galas. Pese a la complicada situación barométrica, el viento térmico de Garbí no faltó a su cita con la IV Puig Vela Clàssica Barcelona, con un tímido arranque en los primeros compases del primer día, para asentarse en su rumbo Sur y asegurar vientos entre 14 y 20 nudos. Un excelente escenario que permitió completar tres pruebas muy técnicas y variadas durante las tres jornadas de competición programadas, que además tuvieron un desenlace inusual, por lo incierto que fueron las clasificaciones finales, decididas todas en la última prueba.
La flota de 50 embarcaciones estaba repartida en las categorías Big Boats, Clásicos, Época Cangreja y Época Marconi, representando a diez nacionalidades. Destacaban por su tamaño y impresionante porte de los Big Boats, donde no faltó el barco Mariquita, cuyo centenario fue celebrado en Barcelona. Entre las novedades de la cuarta edición, se cambió el recorrido de la regata costera, que anteriormente aprovechaba alguna marca fija de navegación como punto de paso, para esta vez delimitarlo por diversas balizas que permitieran navegar frente a las concurridas playas barcelonesas.
Cuatro barcos, los Moonbeam III y IV, el Mariquita y el Tuiga mantuvieron un ajustado duelo en la categoría de los Big Boats, cuyo incierto desenlace se decanto por un solo punto de diferencia. Mientras el Mariquita tomó la iniciativa en las dos primeras jornadas (1º y 2º), un error en la salida de la tercera y última prueba le condenó a la quinta plaza del día, cediendo el liderato final al MoonBeam III, que de menos a más (4º-2º-1º) supo esperara su oportunidad y aprovecharla para alzarse con la victoria de la Puig Vela Clàssica. El Mariquita pudo hacer valer sus mejores resultados parciales para ganar el desempate final a ocho puntos, que también acumularon el Tuiga y el Moonbeam IV, finalmente clasificados por este orden. El Mariska no pudo esta vez inmiscuirse en las plazas delanteras, completando la clasificación de esta categoría.
Las averías, que en la segunda jornada propiciaron abandonos en la flota de Época Cangreja, dejaron las espadas en alto hasta conocerse la última compensación de tiempos. El Malabar (4º-2º-1º) pudo arrebatarle el triunfo al Tigris y al Windekind por un sólo punto, quedando ambos por este orden fruto de los mejores casilleros parciales del Tigris. El Gipsy venció la primera prueba, pero la rotura de su botalón el segundo día le impidió acabar dicha prueba y tomar la salida los dos días siguientes, quedando finalmente relegado al cuarto puesto. Su flota hermana, los también Época pero aparejados en Marconi, también tuvo que esperar hasta el último minuto para conocer su vencedor. La última jornada el Peter y el Rowdy partían al campo de regatas empatados a 3 puntos, y con cierta ventaja sobre el The Blue Peter, que con 6 puntos era el único que podía discutirles las dos primeras plazas de honor. Objetivo que no logró pese a firmar un segundo en la prueba final, en la que se impuso el Peter, valiéndole además el trofeo reservado al ganador de la categoría.
Donde no hubo sobresaltos fue en la categoría Clásicos, categoría que reunió la flota más competitiva y numerosa de la IV Puig Vela Clássica Barcelona. El Yanira sólo se dejo sorprender en la primera prueba, que finalizó segundo tras el Argos, sumando a continuación dos incontestables primeros que borraron cualquier duda, especialmente cuando el Argos debió repetir la salida en la segunda prueba, tras ser avisado por haberse adelantado al tiro de inicio, y concluir en la cuarta plaza. Luego, cerraría la serie con un quinto puesto en la prueba final que le valieron la tercera plaza final tras el Guia, que hizo valer su regularidad (3º-3º-3º) para subir al segundo peldaño del podio. Un podio a cuyas puertas se quedó el Alba, completando el cuarteto que lideró la flota a lo largo del fin de semana junto al Outlaw. Éste pagó caro el descalificado de la segunda prueba por no atender al aviso de su adelanto al tiro de salida, suponiéndole la carga de 21 puntos correspondientes a un descalificado, que sumó a sus brillantes cuarto y segundos puestos parciales.
VELEROS DE ENSUEÑO, LEYENDAS DEL MAR
CLASE: Clásicos
Yanira, cambia la competición profesional por la vela clásica
La tripulación del Azur de Puig, conocido como «el barco de las chicas» y que fuera a finales de los años 90 una las embarcaciones españolas con un palmarés más destacado en la náutica profesional, forma parte ahora del Yanira. Marta Mas, patrona del velero ha destacado la cohesión existente entre todos los miembros de la tripulación, que ahora también incorpora a algún hombre. En palabras de Marta Mas, patrona del velero, «todos y cada uno de los tripulantes del Yanira han acudido a esa regata con una gran ilusión y con un gran espíritu ganador, lo que nos ha ayudado mucho a conseguir este triunfo».
CLASE: Época Cangreja
Malabar X, un superviviente
Se trata de uno de los barcos más importantes de la historia del diseño naval de recreo y constituye el culmen de la carrera del arquitecto que lo construyó, el americano John Gale Alden. Fue su décimo barco, su última goleta personal y la más victoriosa de todas las que construyó.
Años más tarde, el huracán Bob lanzó esta embarcación contra el muelle de amarre en el que la embarcación estaba situada y sufrió grandes desperfectos. Reconstruida bajo la supervisión de la firma Alden, siguiendo los planos originales, hoy navega airosamente por las aguas del Mediterráneo con pabellón español y puerto de registro en Barcelona.
CLASE: Época Marconi
Peter, un finlandés de lujo
Diseñado por Jary Lindblom y construido por Abo Batvarf, Peter es uno de los cutter de aparejo Marconi más rápidos y ligeros de su categoría en Finlandia. Esta embarcación obtuvo un palmarés estelar en las carreras del CIM, ganando el Campeonato del Mediterráneo Occidental y el Trofeo Panerai en 2009. Además de ser un excelente barco de carreras, fue construido con el espacio suficiente para albergar de cuatro a seis personas. Tiene velas y mástiles de madera fina de reciente construcción que siguen los planos originales.
CLASE: Big Boat
Moonbeam III, más vivo que nunca
William Fife se encargó de la construcción de lo que sería el primero de los barcos conocidos como Moonbeam, una serie cuyo diseño y prestaciones iba mejorando el anterior. En 1903 se construye el Moonbeam III, que se desplazará hasta Cannes en 1920 para afincarse en este puerto. Tras pasar por varios propietarios, en 1989 fue vendido en una de las subastas Sothebys y en el año 2000 lo adquirió su actual propietario, Didier Waetcher, quien celebró por todo lo alto el centenario del barco en 2003.
Erwan Noblet, patrón del Moonbeam III ya mostró su satisfacción por hacerse con el triunfo de la pasada edición de esta regata lo que suponía para el barco «un incremento en su reputación y en su valor real, ya que habían demostrado que todavía seguía vivo y que podía ganar una competición». Algo que en la IV edición ha quedado más patente que nunca con la confirmación de su victoria en la categoría de Big Boats.
CADA VELERO, UNA HISTORIA DE AMOR
Pulir las maderas, bruñir los bronces, reparar hasta el más mínimo desperfecto . Todos estos son los trabajos cotidianos que realizan armadores, patrones y tripulación de los veleros clásicos y de época para conservarlos en perfecto estado y, llegado el momento de la competición, participar en las regatas en las mejores condiciones. Todos los veleros son piezas históricas únicas, que surcan las aguas con sus leyendas a bordo.
Rowdy, un tesoro náutico
Construido diez años antes que su hermano Marilee, el Rowdy es uno de los cuatro NY 40 -de la flota original de catorce veleros- que sigue navegando y que fue construido entre 1916 y 1926 por un grupo de miembros del New York Yacht Club. Estos yates, apodados Fighting Forties, ganaron la regata de las Bermudas de forma consecutiva desde 1924 hasta 1928. Rowdy, cuyo primer propietario fue el senador estadounidense Holland Sackett Duell, tenía originalmente un cutter de aparejo Marconi y perteneció a la familia hasta 1941.
En 1998 fue comprado por el inglés Graham Walker que realizó una intensa restauración y diez años más tarde llegó primero de su categoría a la regata de Mahon-Imperia y a la Vele d’Epoca. En 2009 ganó de nuevo en Antibes d’Voiles y Regates Royales en Cannes.
Para los navegantes estadounidenses el Rowdy está considerado un tesoro náutico. Su actual armador lo adquirió recientemente por el módico precio de 200.000 euros.
Tuiga, un barco legendario
Este ejemplar legendario es el buque insignia del Yacht C lub de Mónaco. Su primer propietario, el Duque de Medinacelli, lo construyó nueve años después del Hispania, propiedad del rey Alfonso XIII, porque quería tener un barco igual a este. Como anécdota del continuo paralelismo entre la biografía de ambos, se cuenta que el Duque, su armador, en más de una ocasión aminoró la velocidad del Tuiga para no vencer al soberano a bordo del Hispania. De hecho, en las regatas entre ambos, siempre perdió.
Durante la Primera Guerra Mundial, ambos veleros se trasladaron a los países escandinavos. El Hispania se vendió y amarró en Noruega, mientras el Tuiga se instaló en Suecia. Mantenidos vivos aunque cautivos durante décadas por enamorados de la navegación a vela, hubo que esperar hasta 1993 para que el Tuiga, encontrado en Chipre, regresase a aguas británicas y fuese restaurado por Fairlie Restaurations, recuperando así las líneas de antaño. Dos años después se crea el Comité Tuiga, que desde Mónaco y con S.A.R. el Príncipe Alberto II de Mónaco al frente, pone en marcha un proyecto de recuperación de veleros tradicionales.
De nuevo, en sus vidas paralelas, el Hispania, convertido en casa flotante en la costa Este de Inglaterra, fue restaurado por la Fundación Hispania (que salvaguarda la herencia marítima española) tres años después gracias al entusiasmo de S.M. El Rey don Juan Carlos.
Mide 27,36 metros de eslora y su superficie vélica es de 390 metros cuadrados. Su belleza exterior viene dada por su cubierta realizada en madera de caoba sobre armazones de acero. Pertenece a la clase 15 Metros Afora Internacional. Y toda esta obra de arte de la vela viene firmada por el arquitecto William Fife III.
Mariquita, un velero de leyenda, cumple los 100 años en Barcelona
El Real Club Náutico de Barcelona se ha vestido esta tarde de fiesta para celebrar los 100 años del Mariquita, uno de los barcos clásicos que estos días navegan en las aguas de la capital catalana con motivo de la IV Regata Puig Vela Clássica.
Diseñado y construido por los astilleros Fife & Son, esta embarcación se ha convertido en una auténtica leyenda del mar. En 1918 formó parte de la flota del mismísimo Rey Jorge V, compitiendo con otros grandes barcos de la Clase J, pero con solo 25 años, fue prácticamente abandonado en el río East Coast. Afortunadamente, sus magníficas calidades le permitieron sobrevivir y en octubre de 2001 se inició su proceso de restauración.
El Mariquita fue vuelto a botar en marzo del 2004 y obtuvo resultados sorprendentes, ya que ganó de forma continuada las cuatro primeras regatas en las que participó. Entre otras cosas, porque los 19 metros estaban considerados los mejores barcos de regata de su época.
Hoy, esta emblemática embarcación compite en las regatas más destacadas del circuito internacional de barcos clásicos y de época, entre ellas en la Puig Vela Clàssica, que tiene lugar estos días en Barcelona.
Clasificaciones finales (trofeos)
Clase Big Boat |
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Moonbeam III |
Clase Clásicos |
Yanira |
Trofeo Enrique Puig |
Peter y Yanira |
Trofeo Época Marconi |
Peter |